Bajo ciertas condiciones los antígenos al penetrar en un organismo pueden desencadenar reacciones anormales, diciéndose entonces que el individuo presenta una sensibilidad exagerada o hipersensibilidad frente a dichos antígenos. Este estado puede manifestarse de dos formas distintas, llamadas alergia y anafilaxia.
Imagen aumentada de un ácaro, tomada de Wikipedia
Alergia
Podemos considerarla como un estado de hipersensibilidad natural que presentan determinados organismos frente a ciertos antígenos que reciben el nombre de alérgenos. Así, por ejemplo, muchas personas no pueden tener contacto con determinadas sustancias (polen, polvo, pelos, ciertos medicamentos, etc.) porque tales alérgenos desencadenan en ellos una serie de reacciones, como fiebre, picor, urticaria, estornudos, eczemas en la piel, asma, etc., que no se presenta en aquellos otros individuos que carecen de tal estado de sensibilidad exaltada.
Animación del diario El Mundo sobre la alergia
Anafilaxia
Es también un estado de hipersensibilidad, pero provocado artificialmente como consecuencia de la introducción en el organismo de proteínas extrañas que actuando como antígenos desencadenan la formación de anticuerpos capaces de reaccionar violentamente con las proteínas de una segunda inoculación que se pueda realizar al cabo de algunos días de haber aplicado la primera. La primera inoculación, de antígeno-proteína recibe el nombre de sensibilizante; la segunda se denomina desencadenante. La reacción violenta que provoca esta última al tomar contacto con los anticuerpos producidos por la primera se denomina choque anafiláctico, el cual se manifiesta por fiebre, urticaria, trastornos respiratorios y circulatorios.