Vacuolas (de color rosa), tomada de Wikipedia.
Las vacuolas se forman a partir del retículo endoplasmático, del aparato de Golgi o de invaginaciones de la membrana citoplasmática. Las vacuolas de las células animales suelen ser pequeñas y se denominan vesículas. Las vacuolas de las células vegetales suelen ser muy grandes, y sí reciben el nombre de vacuolas. Suele haber una o dos en cada célula.
Las vacuolas son orgánulos rodeados por una membrana simple denominada tonoplasto. Están muy desarrolladas y son especialmente abundantes en las células vegetales.
Las células vegetales jóvenes poseen una gran cantidad de vacuolas pequeñas. A medida que las células crecen y se diferencian, aumentan de tamaño y se fusionan hasta constituir una gran vacuola central que puede ocupar la práctica totalidad del citoplasma; cuando ocurre esto, el núcleo queda desplazado en una parte de la célula. El conjunto de vacuolas de una célula es el vacuoma.
Las vacuolas contienen agua y variados compuestos orgánicos e inorgánicos, que almacenan en grandes cantidades con fines diversos:
- Productos de desecho, que resultarían tóxicos para la célula si estuvieran libres en el citoplasma; son ejemplos de estos productos los taninos.
- Sustancias de reserva, como azúcares, almidón y proteínas (gránulos de aleurona de ciertas semillas).
- Sales minerales, que se acumulan en forma de cristales. El componente más común de los cristales vegetales es el oxalato cálcico.
- Sustancias aromáticas o tóxicas, como los alcaloides, utilizados por la planta para defenderse de los animales herbívoros.
- Pigmentos hidrosolubles, como los antocianósidos de color rojo, violeta o azul, que dan su color característico a muchos órganos vegetales, como los pétalos de flores y las frutas (uvas, ciruelas, cerezas, etcétera).
- Grandes cantidades de agua, lo que favorece el crecimiento de las células vegetales, al mismo tiempo que garantiza su turgencia.