Algodón, tomada de Wikipedia.
Se encuentra exclusivamente en las células vegetales, formando parte de la pared celular (función esquelética o estructural). El algodón es la celulosa casi pura y la madera presenta el 50% de este polisacárido.
Es una molécula de estructura lineal, no ramificada, constituida por más de mil moléculas de glucosa, unidas por enlaces β(1-4). Debido al tipo de enlace cada molécula de glucosa está girada 180º respecto a la anterior, lo que le da a la celulosa una estructura lineal pero "retorcida". Estas cadenas adoptan conformaciones muy extendidas que favorecen la formación de puentes de hidrógeno entre los grupos hidroxilo de los distintos restos de glucosa de una misma cadena (puentes de hidrógeno intracatenarios) o de cadenas vecinas (puentes de hidrógeno intercatenarios).
La unión de unas 60 o 70 cadenas lineales de celulosa forma la llamada micela (o haz) de celulosa, visible al microscopio electrónico de alta resolución. A su vez, la asociación de 20 o 30 micelas da lugar a una microfibrilla, que se puede unir con otras para originar una macrofibrilla, observable al microscopio óptico. Las macrofibrillas se unen formando fibras, que son observables a simple vista. Ejemplo, la fibra de algodón, que está constituida por unas 8·108 cadenas de celulosa. De este modo se forman fibras supramoleculares que contienen muchas cadenas individuales de celulosa en disposición paralela e íntimamente unidas entre sí por puentes de hidrógeno. Tal estructura es la que confiere a la celulosa su insolubilidad en agua y su resistencia mecánica.
Las amilasas que degradan el almidón y el glucógeno no pueden romper los enlaces β glucosídico de la celulosa. El intestino humano (y el de la mayoría de los animales) carece de enzimas que puedan romper este tipo de enlace, por lo que este polisacárido no tiene ningún valor alimenticio para el hombre. Podemos decir que la celulosa no es un nutriente porque no se digiere, pero resulta indispensable tomarla en la dieta (alimentos con fibra vegetal), junto a otros polisacáridos estructurales (como pectinas, alginatos, etc.) debido a que su gran afinidad por el agua facilita el tránsito del bolo fecal e impide el estreñimiento.
Algunos animales como las termitas (insectos xilófagos) o los rumiantes (vaca, oveja, cabra, etc.) viven en simbiosis con determinados microorganismos poseedores de enzimas específicos, llamadas celulasas, que sí son capaces de degradar la celulosa, por lo que estos animales pueden aprovechar su valor nutritivo.
La celulosa se hidroliza por acción de las enzimas celulasas, capaces de romper los enlaces β (1-4), dando moléculas de celobiosa, de las que se obtiene finalmente glucosa.