Mycobacterium tuberculosis, tomada de Wikipedia
Se denomina infección a cualquier situación en la que un microorganismo patógeno se instala y crece en el huésped. El primer paso que se da cuando un microorganismo va a infectar a un ser vivo es su adherencia a las células del huésped. En esta adherencia suele existir especificidad de huésped (puede infectar a una especie, por ejemplo, a humanos y no a animales) y especificidad de tejidos. En la adherencia a las células del huésped intervienen macromoléculas de la superficie del microorganismo.
Aunque algunos microorganismos patógenos pueden producir sus efectos nocivos cuando se encuentran fijos a la superficie de los tejidos, lo más frecuente es que penetren a través de pequeñas roturas de los epitelios. Inicialmente se produce un foco de infección cerca o en el lugar de entrada del microorganismo. Posteriormente, los microorganismos pueden acceder a las vías linfáticas y a los ganglios linfáticos. La inflamación de los ganglios linfáticos es un claro indicio de infección microbiana. Si los microorganismos alcanzan los vasos sanguíneos, se extienden a otras partes del huésped, pudiéndose reproducir y concentrarse en tejidos específicos, o bien, se puede originar una infección generalizada en diferentes órganos a la vez.