SARS-CoV-2, tomada de Wikipedia
El tamaño de los virus es muy variable, entre los 10 nm, como el virus de la poliomielitis y los 300 nm como el virus de la viruela, por lo que sólo son visibles al microscopio electrónico, no obstante se sospechó de su existencia mucho antes de que se inventase este tipo de microscopio. En 1892, el ruso Ivanovsky demostró que el agente causante de la enfermedad del mosaico del tabaco podría atravesar los filtros de porcelana que retenían cualquier tamaño de bacteria.
Los virus son formas acelulares microscópicas muy sencillas constituidas por un ácido nucleico, genoma vírico, que está envuelto por una cápsula proteica y, en ocasiones, una envoltura membranosa. Los virus son organismos dotados de extraordinaria simplicidad, pertenecen a un nivel de organización subcelular, y marcan la barrera entre lo vivo y lo inerte: no se nutren, no se relacionan, carecen de metabolismo propio y para reproducirse utilizan la maquinaria metabólica de la célula a la que parasitan; su simplicidad estructural y funcional los convierte en parásitos intracelulares obligados, tanto de bacterias (bacteriófagos o fagos), como de las células animales y vegetales. Cuando el virus se encuentran en estado extracelular se denomina virión y es metabólicamente inerte, sirviendo solo como medio de transporte del ácido nucleico, y se comporta como una sustancia química, ya que puede incluso cristalizar, como por ejemplo el virus del mosaico del tabaco (TMV). En estado intracelular, el ácido nucleico del virus, tras despojarse del resto de componentes, se integra en el ácido nucleico de la célula que parasita, denominada célula hospedadora, y dirige su maquinaria metabólica para multiplicarse.